domingo, 2 de mayo de 2010

La Rueda Mágica

Las 12 de la noche, nada más, un 28-A del calendario. Y en mi cabeza, sabor a madrugada y vendaval.

Sobre la mesa viven esparcidos un millón de papeles. Y ante mí, ese cuaderno de pastas amarillas, inseparable compañero que juega a ser mi agenda, desde hace 15 meses. Como si de un cuento, de esos de cabecera se tratara, lanzo páginas atrás y me sumerjo en todas sus aventuras.

Con esto de ir contracorriente empiezo por el final y me encuentro en Lisboa con mis valientes, haciendo una inversión en canas y no precisamente al aire, para verme de pronto manchando los zapatos del amarillo albero. El ritmo de este baile me lo marca tu inglés con mi andaluz. Acentos que juegan junto al peñón a inventarse una excusa para salir ardiendo.

Y soy tan impaciente que busco el resumen de este libro en su contraportada y allí sólo encuentro un pudo ser, un no fue, un quizás y un tal vez junto a un puente de Triana.
En este libro hay recuerdos de días en los que crucé un estrecho mar en busca de un lugar llamado África. No mucho tiempo atrás me habla de Temple Bar y de un llévame al baile mix to falling slowly como Banda Sonora. Y me habla también de un verano de fe, de ganar y perder, con parada en Santiago.

Hay citas, teléfonos y quedadas tachadas. Un par de corazones que de tanto latir malgastaron sus pilas, y palabras de amor que escupía esta boca y que ahora mismo ni me atrevo a pronunciar; Te Quie.. Te Qu...., con Te y miramé ya voy servido.

Tambien tiene aventuras que te hablan de aviones que se fueron a Londres para nunca volver, mientras tanto Sabina va lanzando sus frases y adoctrina el poco blanco que me queda en las esquinas. Miro la portada y me río tan sólo al pensar si algún día mi madre leyera este libro.

Y llegué a su final y no me puse a llorar.Tan solo comprendí que esta vida que nos toco vivir es una rueda mágica, hoy estamos aquí y mañana allí.

Quien sabe, quizás como en los cuentos de verdad cambie mis malos vientos por tus Buenos Aires.....

PD.- El otro día me preguntaron porqué escribo y mi respuesta fue ¿y por qué no? Esta es mi forma de contar, una noche cualquiera las cosas que me pasan por dentro, que para mí al escribirlas pueden ser blanco y para tí al leerlas quizas son negro. Mismo conjunto de letras para distintos sentimientos.

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