viernes, 24 de septiembre de 2010

1ª Vez

Te aviso. No sigas leyendo, vas a salir perdiendo.

Pasas por aquí, casi de casualidad, e intentas no tocar nada para que apenas se note tu visita.

Me lees y puede ser que no lo hagas fijamente. Tan sólo de reojo, como con pocas ganas. Así, si te sorprendo, podrás disimular con un "no sé cómo he llegado a este lugar".

¿Más? Coge aire y continúa.
Lo mejor de la lectura sigue estando por llegar.

Vamos allá.

Uno.

Dos.

Y tres.

Te quiero.

Por fín lo he conseguido.

Gracias a este amnésico blog se han puesto en tu boca esas dos palabras que nunca sentiste por nadie, esas que jamás te atreviste a decir, esas que sólo merecen nombrar tu padre y tu madre.

El mérito no es mío sino tuyo.

Yo las puse ahí, pero no olvides...
... que Tú las pronunciaste.

Espero que te haya sentado bien.
La 1ª vez cortesía de la casa. El resto seguro que salen de tí.

PD.- Piensa un número. Premio. Era inevitable que no te tocase, tenías todas las papeletas.
PD2.- Fotografía de un atardecer cualquiera en Cancún. Ímaginate lo que puedes sentir cuando ves eso. También te lo regalo.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Eras Irish

De Abbey Middle a Temple Bar, con parada en el Pennies caminito de O´Connell.
Hacia allá Stephen´s Green, al final Phoenix Park, mejor una de Grafton con el Trinity College.
Dos posdatas de Wicklow, una foca de Howth, ¿y San Arthur fue un Lunes?

Si me pongo "farruco" dame medio penique por cruzarte de orilla.
Deletrea Kilmainham y después Malahide, que sonría The Spire.

Una pinta de Guinnes para Molly Malone de color zapatilla.


PD.- Fotografía tomado desde los acantilados de Howth, Irlanda, mi hogar hace un año. 365 días después he cambiado el verde irlandés por el azul caribe. Quién te ha visto y quién te ve, donde me lleven los pies.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Tercera Lección: Veintitrés bicentenarios

Todavía recuerdo cuando mi vela decía que ese niño rubito y comilón se hacía mayor en plena guardería. A modo de tortura, alguna que otra vez, mi madre saca a la luz esos álbumes guardados al fondo del cajón y se le caen dos lágrimones cuando ve a su pequeño con el "baby", cara de bueno y la raya en el lado.

Es imposible olvidar las veces que nuestras madres dudaron entre meternos en la ducha o directamente en la lavadora en aquellos cumpleaños de parque y batido. Ellas nunca entendieron esa forma de jugar dándolo todo si te buscaba la policía cuando por suerte en la partida te tocaba ser ladrón.

Recuerdo el tacto de la responsabilidad de aquella moneda de 500 pesetas y como nos creíamos los reyes del mundo con derecho a entrada y palomitas. Mañana de domingo a finales de Abril que sabía diferente porque "los míos" hacían de las suyas cuando cruzaban por primera vez el puente y rezaban para que se produjera un milagro que hiciera que la tarde fuera eterna. Así al día siguiente no tocaría religión a primera hora.

Se me ilumina la cara como bombillas del Real cuando recuerdo mis zapatos llenos de albero por el sonar de tus palmas. ¿Cuántas rosas y besos se regalaron los Lunes de Feria?, ¿cuántos manteos a los pies de la portada?, ¿cuántos discursos sobre amigos y paraísos?. Así se consiguió que la resaca fuera lo de menos, lo importante era aprovechar esa noche para crear una tradición en la que todos volviéramos a vernos.

Y los 23 llegaron en una playa llamada Portimao al sur de Portugal. Allí, tras quitarme la venda y encontrarme ante la tarta, sólo tuve fuerzas para pedir un deseo:

"Disfrutar del irme haciendo viejo".

Hoy he aprendido la tercera lección. Hoy he descubierto que se ha hecho realidad.

México me da la oportunidad de cumplir, a los veintitrés años de edad, mi primer Bicentenario.
Hace 200 años en esta tierra se peleó por una idea y se consiguió la Independencia.
Mucho tiempo después, el destino me ha dado la oportunidad de celebrar esta fecha histórica como uno más. Sentirlo como algo mío.

Porque la vida puede ser maravillosa si disfrutas del irte haciendo viejo.
Porque uno no cumple Veintritrés-bicentenarios todos los días.

A tí, que estás ahí leyendo este blog sólo te digo.
Ve pensando tu deseo. Cuando menos te lo esperas se te hace realidad.


PD.- Fotografía para acompañar esta tercera lección correspondiente a los actos del décimo aniversario de Comunicación en La Salle. Ese día hubo videos de homenaje al bicentenario, exposición de fotografías de temática social, una feria de juguetes tradicionales méxicanos y un español subastado. Nunca se me olvidará.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Once ese

El primero decía, "Amarás a Dios sobre todas las cosas", y para mí era imposible querer a quien hizo oídos sordos a todas mis plegarias.

En el segundo me hablaban de no tomar su Nombre en vano pero con la boca llena ,y sin apodarme Pedro, lo negué 300 veces antes del cantar del gallo.

El tercero y el cuarto también me los salté sin el más mínimo esfuerzo. No santifiqué las fiestas e incluso les cosí mil parches con mis equivocaciones. Males de "si no lo veo no lo creo" que provocarían incluso la deshonra de unos padres.

Y si quieres te cedo los honores de llamarme "Asesino", porque como dice el quinto yo me las maté callando y luego, a lo Pilatos, me lavaba las manos con un gran disimulo.

En el sexto, con la cabeza bien alta, fabriqué una lista de actos impuros con nombre y apellidos, para después presumir del "vivir sin sentir" robando corazones que guardaba en mis bolsillos.

Te juro que no miento si te digo que en mi boca no vivieron nunca falsos testimonios. Aunque el siete pueda ser mi favorito jamás dije nada por regalarte los oídos. Ni tan malo como me pintan, ni tan bueno como yo digo.

Tuve que consentir cada deseo impuro de tus mensajes privados. No busqué ser centro de atención y por la novedad subieron las visitas aunque me lo hayas negado. Codicié todos los bienes ajenos de mi vida anterior y traté de cumplir las diez leyes de Dios fracasando en cada intento. Aunque no estuve a la altura, no hubiera estado mal eso de ampliarlo a unos Once Mandamientos.

Once. Uno más en la lista.
Ese que a modo de solución me hubiera dicho que por mucho que se cayeran mis torres gemelas un año después me volvería a poner de pie para comprender que todo el que se pierde se encuentra, que quien comete errores puede encuentrar la forma de solucionarlos, que aquel que desea ser feliz lo consigue.

Once. Ese.
Sólo un mandamiento es lo que necesitaba.



PD.- Reflexiones de un once de septiembre al otro lado del charco. Ahora que he sacudido el polvo a todos los rincones me río yo de los escombros.

PD2.- Fotografía para el reportaje "The Cure" de la asignatura Taller de Video del tercer semestre de Comunicación en la Universidad de La Salle de Cancún.

martes, 7 de septiembre de 2010

Segunda Lección: Relojes y Niños

Algo nuevo aprendí, y esta vez la lección llegó hasta mí de la mano de Eduardo Galeano y su Celebración de la fantasía. Dice así.

"Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, por que la estaba usando en no sé que aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.

Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitos cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón.

Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba más de un metro del suelo me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:


-Me lo mandó un tío mío que vive en Lima -dijo.
-¿Y anda bien? -le pregunté.
-Atrasa un poco -reconoció."





No pude evitar recordar esta lectura en Playa del Carmen al ver la cara de dos niños de apenas cuatro años cuando les pasé el balón. Sin esperarlo, mi pelota recién comprada llegó hasta a sus pies. Luego, gracias a dos ramas, tuvieron su propia portería junto a la orilla. Sólo necesité treinta minutos para ver en Juan Carlos e Isaí que los niños ni entienden ni les importa a que lado les queda el charco. Aquí y allí buscan lo mismo. Lo único que ellos quieren es vivir como niños.
Gracias a ellos aprendí que debo de dejar de pensar en las siete horas de diferencia entre mi mundo y el tuyo. Quizás deba volver a pintarme el reloj. Sólo así se le saca partido a la vida. Sólo si se vive como un niño se consigue ser feliz desde el corazón.

Yo les presté mi balón.
Ellos me enseñaron la segunda lección.
Estamos en paz.

PD.- Gracias a las clases de Literatura y Periodismo descubrí otro mundo en mi primer año de carrera. Gracias a asignaturas como esa dentro de mí se desperto un leve apetito que hoy se ha convertido en unas ganas locas de comerse el mundo. Hambre que ha hecho realidad esa frase de Bécquer que decía "El que tiene imaginación, con qué facilididad saca de la nada un mundo”. Ahora mi mundo está en Cancún y Sevilla en mi imaginación.

PD2.- Ahora mi reloj pintado marca las doce en punto. Míralo por el lado positivo. Así por lo menos nuestras vidas coincidiran en dos momentos del día.

jueves, 2 de septiembre de 2010

De huracanes y monzones

Despéiname las costillas que tengo ganas de guasa.
De boquilla un "No a la Guerra", y allá donde vas arrasas.
Desordéname el desorden que desordena mi casa.
Esta noche toca baile, pierde el que antes se cansa...

...Dame huracán y monzones que quiero hacerle a la niña un par de tirabuzones.




PD.- Ayer me doctoraba en levante y poniente fabricado en la Bahía para apagar tus desaires. Ahora soy aprendiz en una una nueva materia que cuenta con profesores como el Fiona y el Earl. Este lado del charco es la Champions de los fenómenos naturales y yo con estos pelos.

PD2.- Fotografía del Golfo de México. Huracanes desde las alturas.