miércoles, 17 de noviembre de 2010

Flamenco soy

Párate a pensar que estabas haciendo ese día, pero quizás te esté preguntando algo demasiado atrevido. No pasa nada. Es normal. Yo por aquel entonces tan sólo tenía cinco años.

El 2 de julio, del caluroso 1992, me encontraba sentado en la parte trasera del viejo Ford Orion color gris metalizado. Empezaban nuestras vacaciones, y como siempre, mi familia iba camino de Rota, nuestro salado hogar. Recuerdo perfectamente los pitidos que anunciaban el boletín informativo de la mañana en la SER y todavía puedo escuchar el silencio que se hizo cuando las noticias nos contaban que el flamenco se nos quedaba huérfano. Camarón de la Isla fallecía a los cuarenta y un años de edad.

Por alguna razón, siempre pensé que esa fecha iba tan dentro de mí por haber tenido la buena costumbre de crecer valorando mis raíces y la cultura que me rodeaba. Me fui haciendo mayor y de la mano de cada cumpleaños siempre hubo algún regalo relacionado con esa forma de sentir la música. Discos inéditos que traían escondidas fotografías exclusivas, biografías con documentos escritos de puño y letra por el de San Fernando e incluso camisetas que mi hermana escogía para mí siempre tres tallas más grande.

Ahora me he dado cuenta que no fue por nada de eso.

Si no olvidé aquel 2 de julio es porque estaba esperando que llegara el día de hoy.

A las 15:50 del 16 de noviembre de 2010 el Flamenco ha sido nombrado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Estaba seguro que algún día todos celebraríamos esto. Aquel día murió la voz para demostrarnos que la grandeza de un sentimiento está por encima del paso del tiempo.

El flamenco vive hoy.
Gritemos llenos de orgullo: Flamenco soy.

PD.- Alegre sensación esa de navegar desde tan lejos en páginas como ésta (http://www.flamencopatrimoniodelahumanidad.es/) o volver a escuchar la voz del maestro definiendo el Flamenco (http://www.youtube.com/watch?v=Wq8M8ULt_yw&feature=related). Cosas así te llevan de nuevo a casa.

PD2.- Fotografía de las manos de Camarón. Todo un emblema. He de reconocer que hubo un tiempo adolescente en el que soñé con hacerme ese mismo tatuaje.

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