domingo, 25 de julio de 2010

Love Story, de Erich Segal

1

¿Qué se puede decir de una muchacha de veinticinco años que murió?

Que era hermosa. Y terriblemente inteligente. Que adoraba a Mozart y a Bach. Y a los Beatles. Y a mí. Un día en que la chica me metía en el mismo saco con esos tipos del ramo de la música, le pregunté en qué orden nos adoraba, y la chica contestó, sonriendo: "Alfabético". También yo sonreí en aquel entonces. Pero ahora pienso en ello y me pregunto si en su famosa lista yo figuraba con mi nombre de pila, en cuyo caso quedaría situado detrás de Mozart, o con mi apellido, en cuyo caso me hubiese colado entre Bach y los Beatles. De todos modos, es cierto que no ocupo el primer lugar en la lista, cosa que, por alguna razón estúpida, me fastidia como nadie puede figurarse, acaso porque siempre crecí con la idea fija de que en todo debo ser siempre el número uno. Herencia familiar, desde luego.


PD.- El otro día, haciendo un poco de limpieza antes de irme, me puse a ordenar cajones y estanterías y revisé todo los libros con la intención de que uno de ellos fuera el elegido y me acompañara en mi viaje. Todavía no sé cual me acompañará, pero he de reconocer que este primer capítulo me voló la cabeza.

PD2.- Se aceptan sugerencias sobre libros que merecen estar junto a la cabecera de la cama al empezar una nueva vida.

No hay comentarios: