sábado, 13 de diciembre de 2008

Al fondo del cajón...

Mañana de Sábado.

Llueve fuera pero dentro de mí el aburrimiento lo ha secado todo.

Tengo millones de cosas que hacer, obligaciones que requieren que les dedique algo de mi tiempo. Eso sería lo correcto pero a veces, lo correcto, no suele estar entre mis primeras opciones.

Dedico la mañana a ordenar los cajones de mi habitación mientras que mi mirada se pierde a ratos por la ventana para ver si fuera ocurre algo que robar mi atención.


Parece que no.


La lluvia ha querido ser la acompañante de mi tarea. Saco todo lo que tengo y empiezo a repartirlo por encima de la mesa. Poco a poco me quedo sin espacio y cuando me doy cuenta, observo que toda la cama ha sido invadida de papeles, cuadernos, fotos, cartas y carpetas.


Mañana de Sábado. La lluvia como excusa, los cajones y yo.

Algunos pensarán que no hay mayor castigo que vivir sin darse cuenta del tiempo perdido, lo que no saben es que no hay nada mejor que llevar los recuerdos a un cajón. Puede ser, que una mañana de Sábado en la que el Sol se haya ido de vacaciones, las carpetas, los cuadernos, las fotos y los recuerdos, sean la mejor compañía. Porque no hay cosa que te de más ganas de vivir que encontrar más de cien palabras, mas de cien motivos que hacen que la vida valga la pena.


En mi cajón un día metí todo mi tiempo, aquel que ya gasté. Allí guardé aquello que defendí a capa y espada, las verdades que pregonaba el barquero, las doctrinas que en épocas pasadas fueron llevadas por bandera, y sin poder hablar un puñado de imágenes de días que debieron ser eternos.

En mi cajón hay sitio para todos, no tengo reservado el derecho de admisión, la casa de los buenos, feos y malos, el Paraíso de todos los recuerdos. En él hay sitio para mí y para Ella.
Incluso he pensado en hacer un palco Vip, puede ser que algún día haya recuerdos que nadie deba molestarlos.



Termino mi tarea y el reloj con su mirada irónica me lo dice todo. He invertido en el cajón el tiempo suficiente como para que ya no recuerde que cosa estaba escrita en primer lugar en la lista de asuntos pendientes.

No sé, de momento parece que ha dejado de llover así que la calle me estará esperando, si lo recuerdo lo haré. A lo mejor mis prioridades las he guardado, justo al fondo del cajón.


PD.- Gracias a este post he decidido recuperar cosas que fueron escritas por mí en otro tiempo. Puede ser que a lo mejor haya algo que merezca acabar con la amnesia en el paladar.

PD2.- Fotografía del cajón extraída del blog: Como decía mi abuela.

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