jueves, 4 de junio de 2009

Érase una vez una cinta de Cassette

En un maravilloso planeta llamado La Tierra, hubo un tiempo en el que habitaban todo tipo de personas.

Cada una de ellas tenía una historia, una vida, una forma de ser. Cada una tenía una serie de características que las hacía únicas, pero por encima de todo había algo que las unía y que nadie podía controlar.

Eso era La Música.

En ese planeta hubo una vez en la que no se entendían de controles, la navegación únicamente era cosa de los mares y las descargas sólo podían significar un esfuerzo físico. En esa época los humanos tenían como arma una cinta de Cassette, una herramienta que ponían en el modo LP para encerrar su universo en 90 minutos.

En ese planeta se vivía la vida sin peligros, no se conocía el significado de la SGAE ni se opinaba sobre Derechos de autor, allí lo único que importaba es que la canción a la mitad no se acabara, antes de pasar a la otra Cara.

Podrán controlar este mundo, pero jamás acabarán con la Música.

PD.- Imagen de Rodera, publicada en el diario ADN. Un pequeño homenaje a las estampas del siglo XX.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La música jamás cesará porque además a lo largo de la historia a sido la voz del pueblo y representa la libertad de expresión de sentimientos y emociones.

Con la nueva era digital cada vez tenemos más posibilidades de almacenamiento de la música, pero donde de verdad queda grabada como si en un cd-rom convencional se tratara es en la memoria. Uno de nuestras más preciadas armas.

Enhorabuena carlitos, poco a poco iré poniendome al día en tu blog cuenta con un aficionado más al blog de un futuro gran periodista.
Te habla tu mano derecha, la que siempre estará cuando lo necesites porque aquí tienes un amigo gaditano siempre;). Un abrazo campeón

Carlos Martín dijo...

La música si tuviera que elegir un sitio para morir, escogería Cádiz en Febrero, aallí es donde nació y allí es donde yo muero.

Un abrazo Lito

PD.- Estoy deseando que tu blog nazca para tener un nuevo rinconcito en esta red que merezca la pena.