Yo soy de los que piensan que los mayores no siempre llevan la razón. Esta vez se equivocan. Ellos no conocen México. Ellos no sienten Cancún.
Los kilómetros me hacen ver las cosas desde otro punto de vista.
Las pocas semanas aquí parecen meses, lo bueno se multiplicó por tres y lo malo cayó en el olvido, pero por encima de todo, lo que está claro, es que esta experiencia ha sido todo un acierto. Un regalo del destino.
Es por eso por lo que me aburren los mayores, que no arriesgan ni ganan, esos que pasan su vida buscandole sentido sin darse cuenta que todo tuvo sentido desde el día en que nacieron.
A mí me han dado la oportunidad de volver a nacer.
Empezar de cero. Renacer a siete horas de diferencia y 7800 kilómetros de casa.
Así que estoy en deuda con este nuevo hogar y con su gente; y para ello sólo hay una forma de vivir la experiencia: Romper con todo, sentirlo dentro.
Que mejor manera de empezar que marcar ese Kilómetro Cero en cuerpo y mente, dentro y fuera de mí.
Esta es la Primera Lección que aprendí: México regala un Re-Nacer.
PD.- La imagen pertenece al momento de la rapada en el campus de La Salle ante la atenta mirada de los compañeros de Comunicación. Cuando pasen los años nos reiremos de aquel día y diréis que el español no estaba muy bien de la cabeza.
2 comentarios:
Pero qué bien sienta renacer, verdad? Sigue sumando kilómetros a tu espalda y exprime al máximo cada metro que recorras. Un besote!
Ahora que vuelvo a renacer y hay mis kilómetros de distancia entre los dos es cuando a través de los blogs estamos más unidos que nunca.
Un placer tenerte aquí por esta casa con amnesia.
Pasa, siéntate, puedes quedarte el tiempo que quieras.
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