Lleva tantos días lloviendo a mares que los ríos sin querelo han crecido, que los pantanos se nos quedaron pequeños, que los charcos conquistaron tus tobillos.
Y es que el tema de la lluvia se me ha ido de las manos, pretendía ser de nuevo tu centro de atención y ahora es la portada de los telediarios. Tan sólo quería hacerme de rogar pero la marea ha cruzado tu portal y quiere quedarse a vivir junto a tu ombligo.
A las calles le sobran lugares donde recordarnos y le faltan rincones para perderme contigo. Ya te habrán contado que no uso Paragüas, que me calo como un niño hasta los huesos pero que me siento grande. Nunca le tuve miedo a las tormentas y siempre quise ir volando a los sitios. Aunque no te lo creas, esta vez lo he conseguido ya que mis pies tocan todas las nubes que se reflejan en los charcos.
Y ahora cuando llueve tengo otras manías, cambiaron mis costumbres e inclusos los refugios. Ya no busco tu cama, ni te presto mi abrigo, ni te sirven mis alas, ni suspiras conmigo....
No perderás la calma, ni diré esas cosas que nunca te he dicho.
Ahora he construído un rompeolas. Ya tengo mi barrera artificial, entre mi vida y tu mar, para vivir tranquilos.
Ahora, tan sólo, llévame a ver salir el sol...
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