Me hace gracia esa tonta manía adolescente de jugar a hacernos grandes. De querer hacer las cosas de mayores, pasar el día en la calle y soñar con ver ciudades. Cada día invertía alguna hora delante del espejo dándole forma a esos tres pelos que vivían en mi barbilla y a los que tenía el valor de llamar mi perilla. Antes hablaba de independencia y de volar.
Ahora he comprendido que dependo y que mi nido es el mejor lugar. Porque no hay nada mejor que hacerse grande y volver a disfrutar como cuando éramos muy niños, porque el tiempo pasará y estos días serán una de esas batallas.
Y es que es verdad, cuando ya no quedan islas para naufragar lo mejor es nadar y regresar. Volver a ser unos peces de ciudad.
Pd.- Con la familia todo sabe mejor, así se siente México en la piel. Ya queda un poco menos para empezar a volver.
2 comentarios:
Hoy por primera vez he entrado en tu blog y me ha encantado.Nunca dejes de escribír porque es una alegría sentirte tan cerca estando a tantos kilometros de distancia...
A partir de hoy ya sabes que tienes una nueva admiradora! =)
un besito grande, tu madre y tu hermana!
Ahora imagíname de espaldas, como si estuviera en el cuarto, sentado en mi silla frente al ordenador escribiéndote esto.
Te quiero
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