Hay ciertos temas que están cargados de tabúes y otros con demasiados renglones a su espalda. Cuba tiene la cara y la cruz. Calla más de lo que dice, dicen más de lo que saben sobre ella. Un buen puñado de tópicos sobre un país y su gente, y eso que a mí nunca me gustó que me contaran las historias. De niño empecé a andar para aprender a ver, y así fue, a punto de dejar los veintitrés, cuando borré la distancia y me acerqué a La Habana.
Desde pequeño he sentido algo especial por esta isla. No sé por qué razón yo siempre fui del Che y del socialismo. Antes que vodka o whisky quería ron. Antes que Michael Jackson pedía a Silvio. Será por eso que nunca me hizo gracia el chiste del europeo que le dice al cubano: “Y, ¿cómo andan en Cuba?”, “No nos podemos quejar.” ,“¡Ah! Ni bien ni mal, ¿no?”, “¡No, no! ¡Que no nos podemos quejar!”. Demasiados buitres, en mi opinión, queriendo picotear en las desgracias.
Desde que llegué me sobró más de la mitad, sólo necesitaba un par de pies con los que patearlo todo. Al rato le añadí a la RAE una nueva versión, "Tópico: Masculino. Sustantivo. Maldito comentario, perteneciente o relativo a determinado lugar, sin tener ni puta idea".
Porque Cuba es mucho más que política, azúcar, habanos y mojitos. Esta isla es el país de las personas. Cada una tiene su historia y todas están dispuestas a enseñarte su lección; esa que dice que en este rincón la escala de valores y necesidades tiene otro orden. La felicidad nunca será el final, sino el principio.
Eso es lo que aprendí, un Domingo de Ramos en una tarde de abril en La Habana. Un rincón habitado por personas que me enseñaron que hoy en día pueden sobrarnos los tópicos.
Pd.- Fotografía en el malecón. Enamorado de la ciudad y su gente. Por unos días volví a sentirme en casa, y será, como dice la canción, por culpa de que La Habana es Cádiz con más negritos. Hogar, cubano hogar.
2 comentarios:
El cubano no exclusivamente latino, es mezcla de africano, español y hasta chino. Desde Sevilla Cuba lo tiene todo: negros, blancos, mestizos; playa con un malecón que canta con guitarra por sí solo y urbanizaciones ricas y modestas como son los solares como ellos les llaman; antigüedad con los Chévrolet de los años 20 y vanguardia con una plaza de la revolución que enmudece.
No que pensaré cuando pise La Habana, pero ahora puedo decirte que siento envidia, santa, como siempre contigo, hermano.
Hermano no te puedes ni hacer una idea la de veces que me acordé de ti en este viaje. Impresionante. Ojalá dentro de no mucho tiempo estés por allí y yo tenga la suerte de acompañarte para celebrar que acabamos la carrera ;)
Crucemos los dedos
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