Me está costando sincerarme, pero te prometo que no voy a andarme con rodeos. Creo que por una vez es necesario que alguien ponga las cartas boca arriba.

Tú no tienes la culpa, simplemente me lees, pasabas por aquí y te has encontrado con esto.
Esta visita fruto del azar ya es mucho más de lo que puedo pedirte. Entiendo que ahora mismo dejes de leer porque pensarás que esta amnesia no va contigo; pero a tí que sigues ahí, prometo dártelo todo.
No sé que es lo que ves cuando me miras, o mejor dicho cuando me lees, ni la imagen que te viene a la cabeza cuando escuchas mi nombre. A lo mejor en este mismo instante te ha venido a tu cabeza, como por casualidad, alguna escena en la que a tú lado he sido protagonista compartiendo aventuras.
Desconozco la imagen que tienes de mí, pero lo que tengo claro es la imagen que he querido mostrarte.

Hoy, como sí ante un espejo me enfrentara, me confienso sin darme más la espalda.
Yo soy, ese mismo que pregona con orgullo que inventó la palabra fortaleza, ese que hoy viene a confesarse sin importarle nada más que las letras que aquí queden escritas.
Yo soy, ese que en la piel dice llevar tejida una armadura que se fue formando a base de golpes, ese que hoy viene a confesarse más humano que nunca.
Porque ahora no me vale esconderme detrás del Secreto de los Valientes. No puedo ponerme por careta una sonrisa, no puedo ocultarme una vez más detrás de mi alegría e intentar cotagiarte. Hoy me derrito y pienso que no gano nada jugando a ser invencible, y creo que si algo pierdo con esta confesión es precisamente que no me importe demasiado salir derrotado por una vez en mi vida.
Tengo miedo, pero es distinto a otras, esta vez he decidido confesarme.
No voy a jugar a eso de no me pasa nada o no tengo puntos flacos, a mí Aquiles también me dejó un talón donde las cosas duelen. Yo no iba a ser distinto.
Hoy, te repito, tengo miedo....
... Y lo único que quiero decirte es... Mira como tiemblo.
Puede que esta canción te estuviera esperando. Yo simplemente os presento...