Tan unidas están nuestras cabezas
y tan atados nuestros corazones,
ya concertadas las inclinaciones
y confundidas las naturalezas,
que nuestros argumentos y razones
y nuestras alegrías y tristezas
están jugando al ajedrez con piezas
iguales en color y proporciones.
En el tablero de la vida vemos
empeñados a dos que conocemos,
a pesar de que no diferenciamos,
En un juego amoroso que sabemos
sin ganador, porque los dos perdemos,
ni perdedor, porque los dos ganamos.
Pd.- Poema del argentino Francisco Luis Bernárdez para acompañar una de las fotografías en la que dos entendieron que para sentirse vivos había que descrifrar aquello del amor unitivo.
Pd2.- Revisa la letra pequeña. Seguimos con el trato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario